lunes, 23 de marzo de 2009

Desarrollo del lenguaje en niños con Sindrome de Down

SINDROME DE DOWN (SD)



TERAPIA FÍSICA OROFACIAL

Si hay una intensa hipotonía de las estructuras orofaciales (con maloclusión y protrusión de la lengua), se puede considerar la terapia de la placa palatina en el primer año de la vida. Diversos estudios indican que tras cuatro años de terapia, las funciones orofaciales han mejorado significativamente en los niños con síndrome de Down y que las mejorías se mantienen incluso después de 12 años de haber dejado ya la placa. De Andrade ha tenido la idea de asociar físicamente la placa original de Castillo-Morales con un chupete. Esto fija el dispositivo y permite usarlo durante períodos más prolongados de tiempo, incluso durante el sueño.

La terapia física orofacial se ha convertido en una especialidad dentro de la intervención temprana, a la que cada vez se recurre más en los niños con síndrome de Down. Sus objetivos consisten en mejorar tanto la motilidad bucolingual que asegure la buena masticación y deglución de los alimentos como la producción expresiva de sílabas y palabras. (N. del E. Pueden verse programas en Caravaca y De Santos, Rev. Síndrome de Down.

EXPANSIÓN MAXILAR

En los casos en los que el volumen de la cavidad oral es demasiado reducido, es posible realizar una expansión maxilar funcional. De Andrade et al. describen los beneficios estables en el tiempo de un grupo de niños con síndrome de Down entre 4 y 12 años, en los que se comprobó aumento del volumen nasal, reducción de la obstrucción de las vías respiratorias superiores y mejoría de la estética, en comparación con otro grupo que no recibió este tratamiento.

DESARROLLO E INTERVENCIÓN DEL LÉXICO

El desarrollo del léxico está marcadamente retrasado por lo general en los niños con síndrome de Down. Hay varias razones para que esto ocurra que han de ser consideradas en un programa de atención temprana.

a) Dificultades en la percepción y producción de sonidos y de secuencias canónicas de sonidos del habla, que constituyen las palabras (los fonemas del lenguaje). Por ejemplo, hay problemas muy pertinaces con los conjuntos de consonantes, la deleción de las consonantes finales de palabra, la vocalización del final de la palabra y otras dificultades que reducen la inteligibilidad del habla.

b) Limitaciones en la memoria a corto plazo, con lo que resulta más difícil la tarea de asociar la forma con el significado.

c) Dificultades para identificar los referentes de las palabras y, por tanto, para construir el significado.

Esta es una tarea particularmente problemática, incluso para los niños de la población ordinaria, dado que cualquier signo lingüístico podría referirse a varios aspectos de los objetos o de los acontecimientos (forma, función, color, número, partes constituyentes, etc.), y que en los intercambios verbales habituales, no se suele dar por lo general ninguna pista a los niños sobre cuál es el aspecto específico de los objetos o de los acontecimientos al que uno se está refiriendo.

Se pueden hacer muchas cosas útiles en la intervención temprana y muy temprana del lenguaje (y prelenguaje) al niño con síndrome de Down. Un síndrome congénito, a pesar de su gravedad, ofrece la oportunidad de actuar muy rápidamente sobre sus problemas. Y puesto que el desarrollo del lenguaje es un proceso de acumulación, permite también alcanzar resultados interesantes cuando se impulsa este desarrollo, reduciendo intensamente los retrasos que con tanta frecuencia atenazan a estos síndromes. Para poder avanzar a lo largo del camino de la intervención, necesitamos ahora, como prioridad, conocer mejor las características prelingüísticas del niño con síndrome de Down, en comparación con las que muestran los niños de de la población ordinaria en períodos comparables. Este conocimiento, del que esperamos disponer en los próximos años, nos permitirá planificar y concretar de manera más eficiente los programas de intervención temprana, en beneficio de los niños con síndrome de Down y de sus familias.






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